El domingo leí en la página 6 de La Nación un aviso publicitario de la Secretaria de Medios de Comunicación, Jefatura de Gabinete de Ministros y Presidencia de la Nación que decía:
Hace 30 años, ver por tv el clásico del domingo en vivo no era posible para cualquiera. Hoy tampoco.
Es tiempo de mirar el futuro.
Nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
Más voces, libertad de expresión, participación federal y trabajo.
Están hablando de 1979.
La Argentina había salido campeón del mundo juvenil en Japón. Mauro Viale y Macaya Márquez fueron los periodistas enviados por ATC. Era "la televisión pública" de aquella época. Los argentinos pudieron verlo, como diría Héctor Ricardo García, en vivo y en directo.
Los amantes del fútbol se despertaban a la madrugada o directamente no dormían para ver el equipo que dirigía Cesar Luis Menotti. La final la ganó de manera estupenda contra la URSS 3 a 1 con goles de Alves, Ramón Diaz y Diego.
Cuando el árbitro brasilero José Wright finalizó el encuentro, estaba todo preparado. José María Muñoz (un relator revolucionario y obsecuente del poder de turno) ya esperaba la conexión con el presidente Jorge Rafael Videla. El lema que popularizó el obeso narrador fue: "los argentinos somos derechos y humanos".
Héctor Drazer decía que la bandera azul, celeste y blanca flameaba en todo el país.
A Fernado Niembro y a mí, los antiperonistas como el almirante Lacoste (que nunca descanses en paz) ya nos habían echado del viejo canal 7 convertido luego, por decreto, en ATC.
Todos pudieron observar el mundial juvenil. La consagración del seleccionado, el balón de oro que fue para Diego (todavía no se había peleado con Ramón Diaz, que ganó el de bronce y el botín de oro).
Gracias a mi mejor maestro, Julio Ricardo, pude entrar a trabajar a la televisión. Muñoz me había dado de baja en radio Rivadavia (en otra oportunidad contaré los motivos).
Transmitíamos en directo por canal 7 un partido adelantado los días viernes a la noche. No existían los cables y los despliegues técnicos que vemos hoy en los codificados, pagos o no, y los domingos a la noche por Canal 13 en Fútbol de Primera.
Había una gran preocupación en la AFA y en los clubes: no cobraban nunca.
Surgió Julio D' Amato, uno de nuestros creadores, inventó la producción privada del campeonato de primera división. Fue un desahogo económico para el canal del gobierno. Poco tiempo después, como casi siempre ocurre, el aporte privado lo hizo crecer y la competencia comenzó, a través de otros medios, a solicitar un producto que se había convertido en un éxito.
Aparecimos en el canal 9 que pertenecía a Romay. Como siempre Alejandro quiso innovar y engendró un programa calamitoso. La infortunada idea fue dividir el esquema en dos partes y colocar en el medio al de Mario Pergolini. Creación funesta.
Telefé con Constancio Vigil no nos quiso y canal 13 nos recibió con los brazos abiertos....
Nunca existió mayor libertad de expresión que en las presidencias de Carlos Menem. Pueden dar fe de lo que estoy mencionando los principales columnistas políticos de cualquier medio. Los privatizó a pesar de los consejos de sus asesores que le recomendaban que debían seguir en poder del gobierno para que no se devalue su mando. No entregarle la licencia de canal 13 al grupo Clarín.
Los medios de comunicación del estado siempre fueron del gobierno de turno. A nadie se lo ocurrió indagar como funcionan la RAI, la BBC, la radio y televisión de España o el canal estatal de los Estados Unidos.
¿Sabían que los yankees tienen una televisión pública en serio?
Los militares usaron los medios a su favor a través de la fuerza y el terror. El abogado, periodista y presidente Alfonsín puso en los canales a sus principales respaldos políticos. Le devolvió canal 9, con la colaboración de su ministro de educación y justicia el Dr. Carlos Alconada Aramburú a Romay. Los Nosiglia, Storani...y sus representados se hicieron dueños de los canales.
Hasta se metían en el fútbol, con la misma incapacidad que tuvieron para conducir el país. Una cena en un restaurante de la costanera norte de Buenos Aires fue la Jabonería de Vieytes. El gobierno no podía soportar un papelón de la mano de un técnico como Bilardo.
No eran ajenos a esta revolución ideológica originada en sus juventudes, en el conocido café "La Paz", el lugar preferido de los comunistas de salón o zurditos (izquierdistas de miniatura).
Técnicos como Menotti, gran tomador de scotch junto a Galtieri (vos tampoco descanses en paz) en el 78, Saporiti, fue íntimo de Bilardo, o ministros como Ricardo Pampuro, Conrado Storani, entre otros, que luego tuvieron la indignidad de compartir el palco oficial en México cuando nos consagramos campeones del mundo.
Los llamados "rabanitos" (rojos por fuera y blancos por dentro) apodo brillante creado para la ocación, por el tesorero de la AFA de aquel entonces Julían Pascual.
Muy aplicable en la actualidad a muchos políticos...
No leí el proyecto de la nueva ley de radiodifusión. Seguramente habrá injusticias en la actual. Un gobierno que sigue manejando como propio un canal que es del Estado, que no otorga publicidad que es del Estado, a medios privados que lo critican, que comienzan a comprar medios de comunicación para que, según se comenta, puedan manejar de la manera menos traumática las acusaciones en la época del ocaso.
Todo ser humano por el simple hecho de nacer tiene derecho a sus necesidades básicas.
La alimentación, la salud, la vivienda, la educación... ¿También a ver un partido de fútbol por televisión?
Estupidizar a la gente para que no se despierte ha sido el método preferido de los populistas y demagogos. Dentro de poco vendrán los electrodomésticos como ocurrió en las recientes elecciones de Santiago del Estero de Estero. Fueron repartidos por los que ganaron y por los que perdieron.
Llama la atención que en plena insensatez y dislate en temas que merecen una mayor atención y preocupación de nuestros gobernantes, se les ocurra de repente pensar en nuestro futuro.
Se nota que se viene el anochecer.